Estaba soñando con dibujos animados cuando empecé a oír voces. "Dolores, Dolores". A mí nadie me llama Dolores a menos que tenga una buena razón y un seguro de vida y no me apetecía nada despertarme. Entreabrí los ojos un segundo para adivinar dos siluetas vestidas de blanco que apenas destacaban delante de la pared.
- ¿Sabes dónde estás?
- [con los ojos todavía cerrados] Hospital Carlos III, calle Sinesio Delgado número 10.
- ¿Código postal?
- No sé...
Llamémoslo aprensión. Me encantaría poder afirmar con conocimiento de causa que se trata de una reacción física al dolor, una bajada de tensión, de azúcar de potasio. A mi cuerpo no le guste que le inoculen sustancias o le extraigan sangre gratuitamente, pero está claro que a mi mente menos.
Me estuvieron abanicando 20 minutos e intentaron distraerme contándome historietas sobre sangre y cobardes y preguntándome por mis romanas y la pulsera-metro de Sara. Según su propia metáfora, la enfermera maja dijo que cada 5 minutos mi cara pasaba del color naranja al color blanco de mis gafas bicolor. Colacao, napolitana, y al taxi.
On parle des préparatifs, en español, on a bad hair day
Nos pasamos el día con China en la boca. Hoy me he parado a pensar en los chistes fáciles que puedo hacer para acompañar la noticia de que me voy, de por sí tan pintoresca e inusual que la gente se lo toma en broma: "Ah, que el mes que viene no puedes quedar porque te vas a China...". Apesta a excusa mala y colonia barata.
Las expresiones de base podrían ser las siguientes:
- Me ha tocado la china
- Engañar como un chino (no me queda claro si los chinos son los engañados o los que engañan)
- Eso es un trabajo de chinos (minucioso; piensa en un puzzle de 500 000 piezas y te haces una idea aproximada)
- Trabajar como un chino (trabajar mucho; aquí también existe la versión 2.1., "trabajar como un negro")
- No me cuentes cuentos chinos (la frase más oída en las terapias de pareja de medio mundo)
- Fumarse una china (si es una metonimia, no la entiendo, como la de llamar "chino" a un colador)
La conclusión es que los chinos están muy metidos en nuestro vocabulario y en nuestra casa (ponte a contar los objetos "made in China" y te asustas) casi sin darnos cuenta. Freud, muy probablemente, habría deducido que padecemos graves problemas de próstata. Eso se sabe aquí y en la China.
On parle de conneries, en español
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