Imposible quedar indiferente ante semejante bestialidad de escultura. El Gran Buda de Leshan (乐山大佛), de 71m de altura, es el más grande del mundo. Teníamos dudas sobre si debíamos ir a Emei Shan o a Leshan y creo que tomamos la decisión apropiada en relación la cantidad de tiempo de que disponíamos.
Para admirar la montaña del buda en todo su esplendor es muy recomendable tomar una embarcación (2RMB) que en dos minutos nos conduce a un montículo de tierra (llamarlo isla sería un piropo inmerecido) en medio del río. Esquivando feriantes de poca monta, vendedores de globos de helio y sillas de plástico de un chiringuito improvisado, pisamos metros y metros de cantos rodados y, con suerte, en la foto se apreciará la escala del Gran Buda (clic para agrandar):
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A mediados de noviembre, a Julien le regalaron un zippo de Jack Daniel's precioso. "¿Lo habrás sacado de la mochila, verdad?" Aquí en China no se andan con tonterías, y en el control de seguridad te quitan hasta las cerillas. "Sí, sí, por supuesto". Poco más y perdemos el avión. Tuvo el tiempo justo de salir otra vez, dejarlo en una consigna hasta el domingo (5 yuan por día, y a punto estuvo también de perder el resguardo), y correr los cuatro a la puerta de embarque que, para seguir la tradición, estaba en la otra punta de la terminal.
En Renmin Square, Mao te saluda. Se trata de una gran plaza con una fuente psicodélica verde y dorada, cercada por grandes edificios de oficinas y próxima a la zona comercial (incluso hay un ZARA). Se empieza a notar que estamos en el sur, la gente tiene la piel más oscura, las facciones diferentes, se dice que la parte occidental de Sichuan formaba parte del Tibet histórico. De hecho, el mercado tibetano es una de las atracciones turísticas de la ciudad, así como el parque del templo budista Wenshu, donde vimos una procesión religiosa sólo de mujeres vestidas con una casaca marrón y un cordel, a lo franciscano, y donde Axelle y yo nos impregnamos de los usos locales e hicimos unas poses de taichí.
Instantáneas del mercado tibetano, por cortesía de Axelle
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On parle de Xi'an, en español, on a bad hair day, se masca la tragedia, TIC
On parle de Xi'an, en español, NWPU, TIC
En una atmósfera de quietud y paz totales, todavía con el sabor del "concubine lychee tea" en el paladar, recorrimos una serie de patios de madera caoba y farolillos rojos que transportan a otra época. Algunas habitaciones de invitados conservan el mobiliario original.
Pagando un poco más, también se puede asistir a una representación con títeres o con sombras chinescas (chinescas de China, sí, es algo muy típico, se fabrican con piel de animales). Los títeres, por el tamaño y el realismo de las caras, me daban un poco de mal rollo.
Volveré.
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En el cumpleaños de Pip, nuestro chino/guía espiritual, comimos en un "restaurante" de hot pot (literalmente, "estofado"), que viene a ser una olla de agua hirviendo en medio de una mesa, en la que se sumergen brochetas de verduras, cordero, gambas y patas de cangrejo congeladas, y cualquier otra cosa que se tenga a mano. Mi experiencia hot pot fue espantosa, pero se rumorea que en Sìchuan hacen un hot pot exquisito (y picante a rabiar). Cada vez que salgo a comer me da por pensar que las LTL -tinonino, te incluyo- podrían hacer su propio documental Supersize Me en China porque se pasarían la vida entre McDonald's y KFC, sí o sí?
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¡Aviso a internautas!
Recomiendo dar un repaso a las entradas antiguas del archivo de cuando en cuando, puesto que hay veces que, "mágicamente", aparecen nuevas como de la nada, donde les viene en gana. El motivo es que me gusta publicarlas con la fecha en que empecé a escribir, y no en la fecha en que las remato (sí, a veces con un mes de retraso, me cuesta compaginar la vida de estudiante/ama de casa con la de blogger... 有问题吗?). Quien avisa...
On parle en español, off-topic
- Por lavarte los pies con agua termal había que pagar 25 yuan (en Beppu, Japón, había de estos en varios puntos de la ciudad, y siempre gratuitos).
- No hay baños al aire libre, rodeados de naturaleza exuberante (de nuevo, en Beppu sí). Únicamente hay salas cerradas, cuchitriles sin ventana no aptos para claustrofóbicos, con una bañera en medio. Los precios son para morirse: a partir de 500 yuan. Lo que se hace, básicamente, es visitar las termas de los emperadores.
Los agujeros de las balas en la pared de su residencia en Huáqin. Parece ser que Chiang Kaishek escapó por la ventana trasera de la habitación y se refugió en un pequeño templo en la "montaña del caballo negro", donde permaneció hasta que Stalin le dijo a Mao que no era una medida inteligente asesinarlo. Y así salvó la vida y acabó el secuestro, ¡todo "gracias" a Stalin! Qué paradojas nos desvela la Historia...
(al final caí en la trampa, y en la tienda del pequeño museo compramos pijamas de chinito para nuestros sobrinos... una monada, ¡con gorro y todo!)
On parle en español, Shaanxi, turisteo, viva el capitalismo
También nos acompañaron en la velada Caroline (belga), Jakob y Stefan (alemanes) y Moeana y Raimana (amistades polinesias puras y sin ánimo de lucro... salvo por lo de la casa en Tahití, jeje).
En Park Qin hubo concursos de beber cerveza, de baile, azafatos a lo Adam Brody y chupitos de tequila. A continuación, una de MGM y otra de hacer tiempo en McDonald's 24h de Bell Tower hasta que abrieran la puerta de la residencia. Me estoy planteando seriamente romper con Ronald McDonald. A éste el McMenú le dejó carusa:
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