北京 (III)


¿Sabéis lo que es el timo de la estampita? Consiste en que vas a la agencia de viajes desde la que salen todos los tour a la Gran Muralla, te compras un pack Tumba del Emperador Ming + Badalin:

1. te dan media hora para ver la tumba (que me perdonen, pero son cuatro pedruscos en medio de un secarral).
2. hora y media para deambular por una macrotienda de jade en medio de la nada que "casualmente" quedaba de camino. Que no hombre, que no es porque los del tour se lleven comisión por las ventas.
3. y para rematar, te anuncian al llegar a Badalin que solo tienes UNA HORA para explorar un trocito masificado de la muralla...

Resultado = cabreo monumental. La comida incluida, ¿eh? Tenía todo una pinta exquisita. Sobre todo esos granitos blancos cocidos en agua y servidos en un bol. Coño, si es arroz. Fue lo único reconocible que vi en nuestra mesa (compartida, por cierto, con otros turistas locales, que empuñaban sus palillos como unos condenados). Os pondría una foto de nuestra cara de felicidad a la hora de la comida, pero mejor os la ahorro. Os anuncio que incluso conseguimos tomárnoslo a risa.

Para ahorrarnos el tiempo de la subida, nos dieron un ticket para un trenecillo que solo a un chino se le puede ocurrir plantar a los pies de una de las maravillas del mundo antiguo.


Todavía sacamos fuerzas para coger el metro y visitar la zona de los JJ.OO. y el famoso "nido". Recomendación: no vale la pena pagar los 80RMB de entrada para ver el interior, porque no tiene nada de particular más que las 4 mascotas hinchables en tamaño gigante y un cutre-espectáculo de luces láser de colores... Muy mal, pifa.


Para cerrar tan intensa jornada, cena en Makya Ame (fuimos en taxi), restaurante tibetano. ¡¡Todo delicioso!! Me declaro fan de la carne de yak.


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