Mostrando entradas con la etiqueta de conneries. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta de conneries. Mostrar todas las entradas


En el cumpleaños de un natural de las Islas Granadinas esto es normal.

Hace un frío que corta el cutis (-8 ºC), esto yo no lo había sufrido nunca (ni siquiera aquella vez en que tuvimos que esperar al night bus en Londres durante una hora en febrero) y puedo afirmar que condiciona tu vida. Tanto es así que Jul y yo hemos tomado la decisión unánime de dejar la lección de "ir al banco y cambiar divisas" para otro día (去银行换钱).

La crisis nos afecta también a nosotros. Somos unos ilusos y dijimos "vamos a guardar una parte en euros, por si vuelve a subir". ¡Ja! Olvídense del "1 euro = 9.8 RMB". Ahora está en 8,6 RMB, y date con un canto en los dientes. El señor banquero nos va a dar 1000 yuan menos que si hubiéramos cambiado todo en septiembre. Cruel el destino, ¿eh? Menos mal que al 人人乐 de la puerta sur también ha llegado la C-R-I-S-I-S, y si anteayer un árbol de navidad de plástico de 80cm (bolas y guirnaldas incluidas) costaba 56 RMB, ayer lo habían rebajado a 34 RMB... Igual si espero al 20 de diciembre lo regalan con la mortadela en barra.

Con respecto al "belén": no sé cómo ni por qué acabamos una tarde con un bote de plastilinas de colores en nuestras manos, de esos que vienen con minicuchillos y moldes de estrellas de plástico. De nuestras manos salieron una virgen, un san José, un Jesusito con cara de Pablo Picapiedra y dos Reyes Magos incluso decentes aunque se les cayera la cabeza al suelo porque no tenían cuello. El proyecto avanzaba deprisa hasta que me fui de finde y cuando volví Génesis se había dedicado a fabricar un cerdo morado, un conejo diabólico fucsia y un burro naranja... "Es que sólo nos quedaban colores radioactivos". Vaya. Pues sí que nos va a quedar moderno este año.


China no iba a ser una excepción... mucho ex comunista, pero en los grandes centros comerciales poco han tardado en poner los villancicos y crear un espacio reservado a bombones en cajas de fantasía y lazos dorados. No voy a negar que me hacen sentir un poco más como en casa. Será una estupidez, pero aquí la gente lo que celebra es el Año Nuevo Chino, a finales de enero, y hay tantos chinos que celebran Navidad como españoles que festejan Acción de Gracias. Nada de luces en las calles. Nada comparable al despliegue de medios occidental. Ni El Corte Inglés ni Cortilandia ni zambomba ni turrón blando ni todo eso que habitualmente aborreces como un buen Grinch.

Lo dicho, nos acompañarán seguro el frío in(v/f)ernal, el paquete de pañuelos en el bolsillo y tal vez la nieve; nos faltará todo lo demás. Voy a pedir cita para que venga el espíritu de Dickens a visitarnos, para ver si entramos una vez en ambiente, digo.

Un día normal

Este es mi perrito. Bueno, en realidad es el perrito de una tienda de deportes de East Gate, pero pasamos a jugar con él de vez en cuando. Es demasiado mono para que nadie pueda comérselo, así que de momento estoy bastante tranquila.

El vídeo es de hace un mes; en la primera foto que le hice lo podías coger con una sola mano.

Para variar, una tarde de estudio en el Häagen-Dazs, que aquí es más que un puesto de helados, de la misma manera que Pizza Hut es un restaurante con camareros. Hay menú con postres más elaborados, sillones cómodos, gente mayor y respetable y precios cuasiparisinos (4 euros por un capuccino).
Después de pasar por el Bell Tower International Youth Hostel para intentar -en vano- informarnos sobre los tour a Tíbet, volvimos a casa con un taxista la mar de simpático. La aquí presente no sólo es una hablante de chinglish consumada sino que, volviendo en taxi anoche, el conductor se puso hablar conmigo y... ¡¡oh milagro!! Lo entendí. Sí, si, podéis reíros, pero creo que es mi conversación en chino más larga hasta la fecha. 你是那国人?你做什么工作?你喜欢中国吗?"¿De dónde eres? ¿A qué te dedicas? ¿Te gusta China?", y esa clase de banalidades que se pregunta a alguien que viene de la otra punta del mundo. Es curioso, porque los taxistas no suelen ser ni agradables ni parlanchines, pero éste dio coba durante todo el trayecto. Después de cuatro horas de clase diarias durante un mes, ¡se agradece ver que hay progreso! Él nos contó que él es musulmán, y que en Xian hay muchos (eso ya lo sabíamos), y se alegró mucho cuando Mehdi dijo que era marroquí. Todos contentos. Quien no se conforma es porque no quiere.

Nos pasamos el día con China en la boca. Hoy me he parado a pensar en los chistes fáciles que puedo hacer para acompañar la noticia de que me voy, de por sí tan pintoresca e inusual que la gente se lo toma en broma: "Ah, que el mes que viene no puedes quedar porque te vas a China...". Apesta a excusa mala y colonia barata.
Las expresiones de base podrían ser las siguientes:

  • Me ha tocado la china
  • Engañar como un chino (no me queda claro si los chinos son los engañados o los que engañan)
  • Eso es un trabajo de chinos (minucioso; piensa en un puzzle de 500 000 piezas y te haces una idea aproximada)
  • Trabajar como un chino (trabajar mucho; aquí también existe la versión 2.1., "trabajar como un negro")
  • No me cuentes cuentos chinos (la frase más oída en las terapias de pareja de medio mundo)
  • Fumarse una china (si es una metonimia, no la entiendo, como la de llamar "chino" a un colador)

La conclusión es que los chinos están muy metidos en nuestro vocabulario y en nuestra casa (ponte a contar los objetos "made in China" y te asustas) casi sin darnos cuenta. Freud, muy probablemente, habría deducido que padecemos graves problemas de próstata. Eso se sabe aquí y en la China.

Entradas antiguas Inicio

Blogger Template by Blogcrowds